sábado, 23 de junio de 2018

Gay sí pero... ¿Orgullo?


El día de mañana se llevará a cabo en la capital del país la esperada, aclamada y famosa marcha del “orgullo gay” o “gay pride”, como se le llama en inglés y en posts de muchas personas a través de las redes sociales.
Dicha marcha busca ensalzar todos aquellos logros que, poco a poco, día a día, año tras año, se han logrado alcanzar gracias al esfuerzo de todos aquellos activistas de la comunidad LGBTI+, también mal generalizada simplemente como comunidad Gay, que hoy en día hace que podamos vivir en un mundo más tolerante: por mencionar lo más obvio, la creciente aceptación en varios países y estados del matrimonio homosexual o la facilidad para personas transgénero de llevar a cabo sus juicios de cambio de identidad.



Y sí, sí es digno de celebrar en una marcha todos y cada uno de los logros, por mínimos que parezcan, porque es digno de celebración el camino que nos lleve hacia una sociedad no tolerante, sino que sepa aceptar la diversidad y el derecho a todas las personas a llevar su vida como cada quien se sienta más identificado, sin tener que sentirse distinto ni ser tratado distinto o de mala manera por tener una identidad de género fuera de la norma o una orientación sexual distinta a la del grueso poblacional.

Pero a pesar de lo ya mencionado, la opinión que yo tengo de la marcha del orgullo gay y que siempre expreso cuando se habla de dicho tema, el cual siempre se reacciona como si fuera política, es que es una marcha en la cual se puede observar el epítome de la hipocresía y del sinsentido. Sé que esta afirmación puede ofender a muchos, e incluso llevar a juicios acerca de un machismo internalizado o una homofobia internalizada, pero hay cosas que a mi probable retrógrada punto de vista, no pueden escapar a esta categoría [de hipocresía y sinsentido]

La marcha del “orgullo”.



Como pudiste leerlo arriba, la marcha se lleva a cabo para celebrar los logros alcanzados en favor de la comunidad LGBTI(y demás letras) y mucha gente asiste a tan gran evento, tanto “gays” como gente “gay friendly” quienes participan mostrando su apoyo a manera de entusiasmo viendo pasar todos y cada uno de los contingentes y carros alegóricos llenos de magia, “glitter” y “power” que despiden, pero hablamos, o por lo menos yo, de hipocresía ya que muchos de los asistentes por parte de la “comunidad” asisten para celebrar, ‘vestirse’ y gritar al mundo a los cuatro vientos su orientación sexual (ya que no es una preferencia) o su identidad de género (lo cual es muy distinto a la orientación sexual) sin importar quien los vea pasar, los asistentes a la marcha se maquillan la cara de diversas maneras, se visten {o desvisten} de distintas maneras y muestran sus mensajes de orgullo en pancartas, música, vítores y demás; el gran problema es que la mayoría de ellos aprovecha lo que podríamos llamar la “borregada” o la marcha para hacerlo y, una vez que termina la marcha y el contingente por el cual transitaban llega al final del evento, su actitud cambia, nuevamente se comportan de manera “discreta”, cuidan en exceso que no “se les note lo gay”, retoman su “vida hetero”  y demás situaciones parecidas, como si el hechizo del hada madrina llegara a su fin y su carruaje se convirtiera nuevamente en calabaza, sus caballos en ratones, su cochero en perro y su vestido blanco de tul y organdí con perlas se convirtiera nuevamente en esos jeans sucios, derruidos, y pestilentes a testosterona. ¿Es eso realmente estar <<orgulloso>>?
Es entendible que muchas de esas personas no vivan su sexualidad o su identidad de género ya que, aunque parezca lo contrario, los crímenes de odio siguen a la orden del día y el machismo y el racismo no ha desaparecido, pero muchos otros no; viven en ambientes totalmente tolerantes pero prefieren conducirse de manera, como ya mencione, “discreta”, vocablo utilizado dentro del argot de la comunidad para describir a alguien que es varonil (al menos en el caso de los hombres, ignoro si en el caso de las mujeres se utilice el mismo término para describir a una mujer lesbiana o bisexual que luzca muy femenina). Entonces, ¿sólo se está orgulloso de ser gay, bi, trans o lo que sea, una vez al año? ¿Y los otros días qué? Pero no, es el “día del orgullo” y durante la marcha lo gritan a todo pulmón.

También por parte de los espectadores hay hipocresía, pues  también se elevan vítores al aire y se grita su apoyo a los participantes de la marcha del orgullo pero igualmente, al finalizar la marcha y romper filas, dicho sentimiento de apoyo desaparece y retoman su lugar en la mente de las personas el rechazo y la “incomodidad” al ver a dos hombres besándose, o al querer que dos mujeres adopten a un niño, o al ver a una mujer en cuerpo o con voz de hombre.

“Tú puedes ser como quieras, pero no enfrente de los niños, se van a confundir”

“No estamos en contra de que se casen, pero no estamos a favor de que adopten; ¿Qué educación le van a dar a esos niños?”

“Yo no tengo ningún problema con los gays, siempre y cuando ninguno se meta conmigo”

“Si llego a tener un hijo gay lo desheredo, pero una hija lesbiana es más aceptable”.


¿Entonces el apoyo queda relegado sólo a la marcha, así como el nacionalismo nos nace en un terremoto o en una victoria de fútbol pero fuera de ahí “me avergüenza mi país”?

Poca, muy poca ropa.

Siempre me ha parecido carente de sentido alguno las protestas sin ropa, o con escases de ropa. Sí, el cuerpo humano es algo hermoso de lo cual no nos tenemos que avergonzar; ergo, si el cuerpo humano es algo normal, ¿Para qué utilizarlo como protesta o en una marcha?
Esto en mi libro tiene un nombre, y es <<Exhibicionismo>>. Simple y llano.
Sí, muchos de los hombres que lucen sus cuerpos pareciera que los hubiera esculpido Buonaroti, Rodin, Bernini o cualquier otro habilidoso escultor, pero eso no es motivo para que, al menos en mi parecer, la única tela que lleven encima sea la de la ropa interior y la de la bandera que van hondeando con todo el orgullo que cabe en su corazón. Bien podrían hondear dicha bandera con el mismo orgullo y la misma pasión sin ir por las calles como si se acabaran de bañar o los hubieran asaltado y los hubieran dejado en ropa interior.

Sí, discúlpame querido lector y querida lectora, puede sonar a homomachismo u homointolerancia internalizada, pero hay cosas que simplemente se moldean convenientemente para encajar en este rompecabezas actual llamado sociedad, el cual no tiene ni pies ni cabeza. Bueno, tiene mucho sentido para todas aquellas marcas que patrocinan la marcha directa o indirectamente, como Prudence, Andrew Christian [marca de ropa interior exclusiva para hombres gay] y demás.

Entonces, ¿se puede demostrar sin asistir a la marcha?

Sí, pero no es el punto. El problema no es la marcha, sino la actitud de muchas personas que asisten a la misma. El ser orgulloso es ser quien eres, donde y cuando sea. Obviamente todos nos comportamos de manera distinta en distintas situaciones, ora para evitar conflictos, ora por miedo, pero no se debe confundir la prudencia con la hipocresía, si son lo mismo, ni se escriben igual.

Pero bueno, ¿A qué te refieres con estar orgulloso?
Como ya lo mencioné, ser quien eres, donde y cuando sea. No significa que si uno es gay, o bisexual, o lo que sea, vayas por la calle gritándolo a todo el mundo {que si deseas hacerlo eres libre}; ni de, en caso de conocer a una persona, te presentes diciendo: ”Hola, mucho gusto, me llamo Alberto y soy gay [o lo que sea]”, se trata de no fanfarronear frente a todo el mundo que eres el gran macho o hacer gala del “cuero” de novia que te cargas, pero en secreto buscas en sitios de ligue y aplicaciones “de ambiente” el tener relaciones con hombres pero “amas a tu novia” o “llevas vida hetero y asi quieres seguir”.

Como siempre digo: “quien te quiera te va a querer lo mismo vestido de traje, rolex y lentes oscuros que de seda, piel de mink y perlas”.